jueves, 26 de enero de 2012

EEUU quiere acabar con el Alzheimer en 2025

  • Los expertos se preguntan la esta meta es realista

  • Alcanzar el objetivo fomentará la financiación de investigaciones

Reuters | Chicago

El Gobierno de EEUU ha puesto el año 2025 como límite para encontrar un tratamiento efectivo contra el Alzheimer, una meta ambiciosa si se tiene en cuenta que no existe una cura en el horizonte y que se trata de un límite firme, no como en previas campañas como la del cáncer o el VIH/sida.

Un comité de expertos en la enfermedad ha detallado esta semana el que es el primer plan del Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS, por sus siglas en inglés) para combatir el Alzheimer, un esfuerzo exigido por el Proyecto Nacional de Alzheimer, aprobado legalmente por el Presidente Barack Obama el pasado año.

La ley insta al Gobierno a la creación de un anteproyecto para vencer al Alzheimer aunque no contemplaba dotación económica alguna para la iniciativa.

Más de cinco millones de personas sufren Alzheimer en EEUU, una enfermedad neurodegenerativa que provoca demencia y afecta fundamentalmente a las personas mayores. Algunos expertos estiman que esta patología le cuesta a EEUU más de 170.000 millones de dólares al año en tratamientos.

Australia, Francia y Corea del Sur ya han puesto en marcha planes globales contra el Alzheimer y los expertos mundiales llevan un tiempo exigiendo al país norteamericano que tome el liderazgo en este campo.

"Queremos demostrar que, como país, estamos comprometidos en dirigir este tema", ha declarado a Reuters Howard Koh, subsecretario de salud del HHS. "Sabemos que está estimado que el número de pacientes aumente en el futuro. Sabemos que muchos pacientes que están sufriendo esta devastadora enfermedad y que está afectado a sus vidas y a las de sus cuidadores", añadió.

Una iniciativa sin dinero

El plan estadounidense pretende impulsar los esfuerzos para combatir la fatal enfermedad, que le quita a sus víctimas la capacidad para pensar y que consume los recursos de las familias.

Pero algunos expertos creen que esta meta no es realista. "Nadie estableció un límite en la 'Guerra contra el Cáncer' o en la lucha contra el VIH/sida. Hemos hecho progresos y seguimos luchando. Lo mismo debería suceder con el Alzheimer", ha señalado San Gandy, experto en la enfermedad de la Escuela de Medicina Mount Sinai. "Creo que eso nos generará la terrible sensación de que habremos 'fracasado' si no tenemos una cura en 2025".

Al contrario que la ley promulgada por Richard Nixon en 1971 por la que el país le 'declaró' la guerra al cáncer, el Proyecto Nacional de Alzheimer no proporciona dinero alguno. Y mientras que unas pocas farmacéuticas están ensayando con algunos compuestos, los investigadores dicen que sólo están empezando a comprender la enfermedad, que se desarrolla en silencio durante 15 o 20 años antes de que empiecen a manifestarse los problemas de memoria.

"Esto significa que si hoy tuviéramos en la mano el dinero y el fármaco perfecto, los estudios tardarían aún 15 ó 20 años en completarse", ha explicado Gandy. Y esa no es, ni de lejos, la situación ya que, a pesar de los costosos esfuerzos realizados, no se ha encontrado ningún medicamento que evite la progresión del Alzheimer. Algunos temen incluso que las empresas se den por vencidas.

"Nuestra mayor esperanza no está en la curación sino en la prevención, y los ensayos con métodos para prevenir el Alzheimer serán más largos y más caros que cualquier estudio de este tipo que se haya realizado hasta ahora", indica Gandy.

Hace falta inversión

La inversión de EEUU en la búsqueda de tratamientos para el Alzheimer ha caído ligeramente por debajo de lo que el país gasta en otras enfermedades crónicas, como el cáncer o las patologías cardiacas.

William Thies, jefe médico y científico de la Asociación de Alzheimer, ha declarado que el presupuesto para investigación sobre esta enfermedad de los Institutos Nacionales de Salud (NIH) está en torno a los 450 millones de dólares. "Si añades el dinero del sector privado, está cerca de los 500 millones".

Eso, en comparación con los 6.000 millones invertidos en el cáncer y los 4.000 que van a parar a la enfermedad cardiovascular cada año. Estas inversiones han sufragado avances significativos en tratamientos para ambas condiciones y, según Thies, podría pasar algo similar con el Alzheimer.

George Vradenburg, presidente del grupo USAAgainstAlzheimer y miembro del Consejo Asesor del HHS sobre esta enfermedad ha estado presionando para situar el límite para una cura para el Alzheimer en 2020 pero ha definido la meta de 2025 como "un importante paso adelante".

"Si establecemos una meta nacional para frenar la enfermedad en 2025, creo que no hay dudas de que a administración buscará recursos adicionales para asegurar que estamos en la senda del éxito", ha señalado Vradenburg.

sábado, 7 de enero de 2012

La ministra Ana Mato 'olvida' definir la Sanidad como 'pública' y 'gratuita'

Segunda ocasión en que no la describe así

La ministra de Sanidad, junto a la vicepresidenta del Gobierno y la ministra de Fomento. | Efe

La ministra de Sanidad, junto a la vicepresidenta del Gobierno y la ministra de Fomento. | Efe

  • No cita los calificativos tradicionales, tan usados por el Gobierno anterior

  • Habla de los principios de 'universalidad, equidad, calidad y excelencia'

  • Dice que las reformas que lleve a cabo se harán 'pensando en los pacientes'

Europa Press | Madrid


¿Un nuevo olvido o un cambio de apellidos? La ministra de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, Ana Mato, ha vuelto a describir el Sistema Nacional de Salud sin los tradicionales adjetivos de "público" y "gratuito", como ya ocurriera en su jura del cargo. Ahora, en la toma de posesión de altos cargos de su departamento, ha desgranado los principios que defenderá: "Universalidad, equidad, calidad y excelencia".

Mato, que ha agradecido a la nueva secretaria general de Sanidad, Pilar Farjas, que haya "aceptado asumir esta responsabilidad", ha recordado que en materia de sanidad "la inmensa mayoría de tema competenciales corresponden a las comunidades".

En este contexto, sin embargo, se ha mostrado "convencida" de que comunidades, profesionales y resto de agentes del sector podrán "unir esfuerzos y voluntades para alcanzar acuerdos, pactos y consensos necesarios para hacer avanzar el sistema sanitario español".

Todo ello, ha insistido Mato, "garantizando los principios de universalidad, del derecho a la protección de los españoles; equidad, en el acceso a una cartera de servicios homogénea; calidad, en los servicios dispensados; y excelencia, con la capacidad para incorporar la innovación y el conocimiento los mejores instrumentos de decisión". Sin embargo, la actual ministra de Sanidad no ha mencionado dos de los adjetivosque han acompañado tradicionalmente a la sanidad española: pública y gratuita.

Mato ha pedido a sus colaboradores "lo mismo" que se exige a sí misma, "diálogo, esfuerzo y dedicación a las nuevas responsabilidades".

Asimismo, les ha invitado a seguir ciertas premisas como "asumir al cien por cien" el programa del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, yreformar los servicios "garantizando siempre los derechos de los ciudadanos". "Sólo estamos aquí para servir a la sociedad", ha recordado.

Al acto han acudido algunos miembros del Gobierno como la ministra de Presidencia y portavoz, Soraya Sáenz de Santamaría, o la ministra de Fomento, Ana Pastor; autoridades autonómicas como el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, el de Cantabria, Ignacio Diego, y diferentes consejeros, así como representantes de todos los agentes del sector.

miércoles, 4 de enero de 2012

Hallan un nuevo factor de riesgo de demencia en mujeres

Gente comprando en calles de Andalucía
Foto: EUROPA PRESS

MADRID, 3 Ene. (EUROPA PRESS) -

Una hormona derivada de la grasa visceral, la adiponectina, puede representar un factor de riesgo en el desarrollo de demencia y enfermedad de Alzheimer en las mujeres, según un estudio publicado en 'Archives of Neurology'.

Se estima que el número de personas afectadas por demencia en todo el mundo se duplique en los próximos 20 años a partir del número actual, de alrededor de 36 millones de personas. Los autores del nuevo estudio afirman que los datos sugieren una asociación entre la resistencia a la insulina y la inflamación -características de la diabetes tipo 2- y el desarrollo de la demencia.

Los científicos explican que un factor adicional potencial que puede contribuir a la aparición del Alzheimer, y todas las causas de la demencia, es la adiponectina, una hormona derivada de la grasa visceral que sensibiliza al cuerpo a la insulina y tiene propiedades anti-inflamatorias, desempeñando un papel importante en el metabolismo de la glucosa y los lípidos.

El doctor Thomas M. van Himbergen, del Laboratorio de Metabolismo de Lípidos, en el Centro de Investigación de Nutrición Humana y Envejecimiento de la Universidad de Tufts, en Boston, y sus colaboradores, midieron los niveles de glucosa, insulina, y albúmina glicosilada, así como la proteína C reactiva, la lipoproteína asociada a la fosfolipasa A2, y la adiponectina en el plasma, en los pacientes del decimonoveno examen bienal (1985 - 1988) del Estudio cardiaco de Framingham.

Los 840 pacientes (de los que 541 eran mujeres con una edad media de 76 años) fueron seguidos durante un promedio de 13 años, evaluándose los signos del desarrollo de Alzheimer y demencia. Durante ese tiempo, 159 pacientes desarrollaron demencia, incluidos 125 casos de Alzheimer.

Después del ajuste por otros factores de riesgo de demencia (edad, el genotipo apoE, nivel bajo de ácido docosahexaenoico en el plasma y cambios de peso), sólo la adiponectina en las mujeres se asoció con un aumento del riesgo de todas las causas de la demencia y Alzheimer.

Según los autores, "la señalización de la insulina es disfuncional en el cerebro de pacientes con Alzheimer y, dado que la adiponectina aumenta la sensibilidad a la insulina, también se podrían esperar que tenga acciones beneficiosas que protejan contra el deterioro cognitivo. Los datos, sin embargo, indican que el nivel de adiponectina elevado se asoció con un mayor riesgo de demencia y Alzheimer en mujeres".

Los investigadores concluyen que "una de las principales características de la adiponectina es que desempeña un papel significativo en la sensibilización de la insulina y, por lo tanto, puede convertirse en una diana terapéutica para el tratamiento de la diabetes tipo 2. Sorprendentemente, un nivel más alto de adiponectina puede ser también un predictor de la mortalidad vascular".

europapress.es

martes, 3 de enero de 2012

El poder del pensamiento positivo

Jasin, un niño trasplantado, juega en el Hospital de La Paz. | EFE

Jasin, un niño trasplantado, juega en el Hospital de La Paz. | EFE

Laura Tardón | Madrid

Ya desde el parvulario los pequeños saben que el pensamiento positivo les hará más felices y en esta tarea parece que los padres desempeñan un importante papel. Su optimismo puede ayudarles a entender cómo influyen los pensamientos en las emociones.

Según los autores del estudio que analiza esta cuestión, publicado en'Journal Child Development', "nuestros datos demuestran que los progenitores son clave para que los niños aprendan a usar el pensamiento positivo para sentirse mejor ante situaciones difíciles".

Con tan sólo cinco años se dan cuenta de que las personas con pensamiento positivo se sienten mejor que aquellas con ideas más negativas y, según van creciendo, entre los cinco y los 10 años, aumenta su conciencia sobre cómo las reflexiones internas pueden modificar las emociones incluso ante circunstancias objetivamente negativas.

Así le ocurría a la mayoría de los 90 niños (entre cinco y 10 años) incluidos en la investigación desarrollada en la Universidad de Jacksonville y de California (EEUU). Escuchaban seis historias ilustradas en las cuales había dos personajes que vivían una experiencia positiva, negativa y un tercer escenario en el que experimentaban una situación ambigüa. Uno de los dos mostraba un pensamiento optimista y otro, uno más derrotista. Los niños tenían que describir y explicar las emociones de ambos. Como señalan los autores, captaban perfectamente la diferencia. Percibían que el primero se sentía mejor, independienteme del acontecimiento que afrontara. En definitiva, "entendían que pensar en positivo mejora las emociones y la negatividad, sin embargo, hace sentir peor".

Desde muy pequeños, confirma Mara Cuadrado, psicóloga infantil del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid, "ya se dan cuenta de quién es más feliz y quiénes ven la vida de forma más triste. En los colegios, por ejemplo, cuando han tenido una profesora risueña, optimista y que no se deja llevar por el malhumor momentáneo ante las incidencias del día, tienden a preguntar por ella y querrían volver a verla".

El ejemplo de los padres

La investigación estadounidense también refleja hasta qué punto puede ayudar el optimismo y la esperanza de los padres en sus hijos. Según los autores del estudio, estos dos aspectos proporcionan más habilidades al pequeño para entender el poder del pensamiento positivo. Como asegura Christi Bamford, una de las responsables del trabajo y psicóloga en la Universidad de Jacksonville, "aparte de la edad, lo que más ayuda a un niño a conocer los beneficios del pensamiento positivo es el nivel de esperanza y optimismo de sus padres".

La psicóloga lo ve en su consulta. "Veo padres tristes, que no se emocionan por nada y dejan que pase el día. Esos niños, a menos que tengan otras influencias, probablemente tomen esa misma actitud. Al fin y al cabo, aprendemos de lo que vemos y escuchamos, entre otras cosas". Y agrega: "Especialmente entre los cinco y los 12 años, los padres tenemos mucha capacidad para influirles y ellos tienen una enorme facilidad para adaptarse. Podemos ayudarles a ser más felices a pesar de las experiencias difíciles que les toque vivir".

Un padre positivo, incide Cuadrado, "potencia lo mejor del niño y le enseña a confiar en sí mismo y en los demás. Le enseña que un hecho negativo es un problema, pero un problema que él puede resolver con sus propias herramientas". Sin embargo, un padre negativo "les hace ver a sus hijos las desgracias de la vida y a desconfiar de todo el mundo; reduce su autoestima".

El optimismo en la consulta

En la práctica clínica, "muchas terapias cognitivo-conductuales se centran en el pensamiento positivo, intentando cambiar los negativos por los más optimistas", afirma Diego Padilla, psicólogo clínico del Área de Gestión Clínica de Psiquiatría y Salud Mental del Hospital Universitario 12 de Octubre. La idea es habilitar a la persona para que maneje sus pensamientos. Cuando es positivo, "el niño es más feliz, estudia más, se relaciona con mayor facilidad...". Sin embargo, cuando es negativo, como por ejemplo cuando piensa "se van a reír de mí", el pequeño tiende a lo contrario, a retraerse más.

Sin embargo, el hecho de que el pequeño sepa manejar mejor sus pensamientos no depende sólo de los padres, recalca el experto español al comentar el estudio. Ellos pueden ayudarle a entender que permiten sentirse mejor en cualquier circunstancia de la vida, pero existen numerosos factores que influyen en la capacidad del niño para ser más optimista. "El contexto social, cultural, político, económico, sus propias experiencias, etc. conforman el estado emocional del menor", subraya.

No obstante, este psicólogo señala que en la consulta clínica empiezan a manejar otras herramientas para cambiar los comportamientos de los niños con problemas. "Cuando el menor cree, por ejemplo, que no va a aprobar una asignatura, en lugar de intentar cambiar esta idea por otra más optimista, procuramos que se centre en otros valores (familia, amigos, etc.) y practique ejercicios para que sean capaces de distraerse, de alejarse de los pensamientos 'dañinos'".

Aunque cambiar los pensamientos negativos por los positivos produce mejoras en un plazo corto de tiempo, a la larga, "no funciona tanto. Obliga a la persona a luchar contra sus propias emociones y eso es muy difícil de cambiar. Parece que da mejores resultados aceptar los pensamientos de uno mismo e intentar alejarse de aquellos más dañinos". En el hospital donde trabaja este especialista, están desarrollando un estudio sobre esta nueva estrategia y "vemos que en unas seis o siete sesiones ya podemos dar el alta al 50% de los niños que vienen a consulta, por ansiedad, problemas adaptativos, depresión o trastornos de déficit de atención e hiperactividad".